Vive si...

Riaño Vive dentro de los que hemos vivido en él,
Anciles, Burón, Éscaro, Huelde, La Puerta, Pedrosa, Riaño, Salio...
nada nos ha llenado tanto como su todo,
debemos recuperarlo aunque solo sea un poco,
y no habrá futuro para nosotros y nuestros hijos más gratificante,
que volver a vivir en él, sin que sea un sueño.
Riaño, hace 23 años "muerto", Riaño asesinado,
y los hombres lo mataron, con sus envidias y engaños, y ahora,
después de estos años, hay quién lo quiere olvidar pero,
por mucho que se quiera, si has vivido ahí, en un lugar así,
Riaño no se olvida jamás, y más,
si ahora lo ves, hundido en la miseria, de querer ser,
lo que fue siempre, ignorando lo que fue.
.......................................que las aguas vuelvan a su cauce.

jueves, 26 de enero de 2012

Riaño Vive...en Hans Gadow

Portada con dibujo de acampada en algún lugar entre Llánaves y Portilla.
Hans Friedrich Gadow , un prestigioso científico alemán afincado en Inglaterra nos ha dejado el documento gráfico más antiguo que conocemos de la Montaña de Riaño. Además, de su propio testimonio en el relato de sus viajes realizados en el año 1897 Por el Norte de España tal como el mismo titula su libro.
         Venido desde Potes a través del puerto de San Glorio; con su mujer, su guía y una burra, después de pasar por los pueblos de Llánabes, Portilla, Barniedo, Villafrea. la Villa y Pedrosa, ...

A su paso por Villafrea, este es el aspecto que el pueblo ofreció a la cámara de Hans Gadow 
...así relata el autor en un pasaje de su libro, su esperada llegada a la localidad de Riaño:

Entramos en el lugar por el camino más mugriento imaginable: agua de riego, pilones para el ganado y arroyuelos llenándolo todo de fango. No estaba adoquinado ni tenía firme; el camino estaba flanqueado por las casas diseminadas, algunas de ellas con techo de paja: ¡resultaba que esto era Riaño…! El propio lugar no es facil de describir, pero las fotografías pueden dar un idea de su atractivo…

...en la Plaza del Mercado de Riaño (León). (Foto: Hans Gadow 1897)















Sorprende el pueblo de Riaño sobremanera, a este viajero-científico alemanoinglés. Su paisaje urbano y el carácter de sus gentes; al igual que le pasara 6 años antes al geógrafo francés llamado conde de Saint-Saud, en sus expediciones por los Picos de Europa.
Hans Gadow viajó desde Hondarribia en el Pais Vasco, pasando por Cantabria, Asturias, León y Galicia. A su paso por nuestras montañas dedicó un capítulo a Riaño dejándonos como hemos dicho, un valiosísimo documento histórico, especialmente por sus fotografías (la plaza del Mercado, el carro chillón, el potro ...También, son dignas de resaltar sus narraciones escritas de cuantas cosas vivió en convivencia con los lugareños, a los que a modo de curiosidad comentamos, no deja en algunos casos muy bien parados. Cosa que también sucedió con Saint-Saud.
Lejos de quejas y controversias, el libro es un preciado legado para quien sea un amante de la historia de nuestras montañas, que nos ofrece además información científica; pero por encima de todo, es el relato de un viajero que iba  Por el Norte de España en el año 1897 con credenciales de autoridades locales para ser bien recibido y durmiendo en posadas o casas particulares salvo algunas noches que lo hizo en su flamante tienda de campaña, siempre acompañado de su mujer. Imaginamos que impresión causarían en aquellos días a las gentes del lugar, al verles y tomar contacto con ellos. Debió de ser como poco, chocante para nuestros paisanos antepasados riañeses, personas de vida ruda y sacrificada, ver acampados en el lugar mas insospechado del monte a esta distinguida pareja con su guía; viendo pasear a una mujer vestida de largo con una sombrilla de volantes de encaje sobre su cabeza. Debió de ser una cómica distinción.
         Riaño, bromas a parte, fue una plaza que causó impresión en Hans. Especialmente por su arquitectura popular, es decir,  por las casas que las mismas personas que las habitaban, habían construido con su esfuerzo y con el de sus parientes, vecinos y amigos. Parte de ella estaba representada por los entonces eran los omnipresentes hórreos, que ocupaban cada rincón del pueblo. Había 88 hórreos declarados solo en Riaño en el Catastro de Ensenada de 1752 y suponemos que a juzgar por las fotos de Hans Gadow, en 1897, habría pocos menos. Cuesta trabajo creerlo para los que nacimos entrado el siglo XX que ya no vimos ni uno. 
Que dura puede ser la historia consigo misma; este es un buen ejemplo.
         Imaginamos cuanto jugarían a su alrededor los niños de entonces en sus corrales; siempre con el hórreo presidiéndolos y haciendo con su presencia que todo pareciera un poco mágico. Nos referimos a los niños porque seguro, si hubiera sido cosa suya se hubieran salvado muchos. Los mayores los construyeron y los utilizaron y cuando ya no sirvieron, los quemaron en la lumbre de casa hechos astillas y trambos. Con  mas agravio si cabe, pues aquellos que los quemaron no fueron quienes los construyeron. 
         Hoy, después del gran desastre del Apocalipsis de los pueblos de la montaña, hablar de hórreos es casi como hablar de la más vieja prehistoria perdida pero afortunadamente, aun nos quedan unos pocos.
A estos viejos supervivientes, los más antiguos testigos de nuestra cultura, no sería mala idea darles generosamente el protagonismo que se merecen y que durante siglos y siglos, sin quererlo, tuvieron.

Este es nuestro grito: EL HORREO, de nuevo, A LA TRIBUNA DEL PUEBLO.
...Y desde aquí, el viajero siempre acompañado de su mujer, continuó ribera del Esla abajo, camino de su siguiente capítulo: la ciudad de León.
Buen viaje. ¡Gute Reise Hans!


RIAÑO VIVE
Plataforma por la Recuperación del Valle de Riaño

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